Año 827 d. C. Gastón de Lyon es un veterano de guerra asolado por la culpa y el arrepentimiento. Combatió durante su juventud a las órdenes del emperador de los francos, y las víctimas de su espada se esfuerzan cada noche en recordarle sus crímenes. Su alma se encuentra maldita por ello, y ni siquiera la Iglesia y sus consejos han podido sanarla. Retirado en un monasterio junto al Ródano, cerca del convento donde vive Gala, su única hija, Gastón comprende que el clero nunca podrá ayudarlo, y decide partir lejos con la chica. La pregunta es dónde podrá lograr su redención, y en boca de curanderas, herejes y judíos aparece el nombre de un sendero secreto que padre e hija seguirán hacia las costas del fin del mundo. Toulouse, Burdeos, el castillo de Gauzón, la torre de Hércules y Lisboa aparecerán en el camino, pero la meta es Iria Flavia, donde descansan los muertos y se encuentra la tumba del único apóstol que puede acabar con la maldición del guerrero. El camino enterrado aborda el descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en Galicia y el comienzo de la peregrinación cristiana hacia Compostela. Los pilares del evento son muy anteriores, y durante el camino aparecerán nombres como el de Prisciliano y un poso pagano que nunca podrá ser enterrado del todo. El camino nace mucho antes que el descubrimiento de la tumba, y solo quienes eran poseedores de ese conocimiento podían encontrar la verdad y el perdón.

A lo largo de una fructífera vida consagrada al arte, Joaquin Sorolla forjó un estilo propio, lleno de luz, color, incluso sabor. Pero en su vasta obra también abordó estilos con los que habitualmente no se le identifica, como el costumbrismo, el modernismo o la pintura social, e incluso realizó una importante obra en tonalidades oscuras. Triunfó en Roma, París o Nueva York y recorrió España para pintar sus rincones y sus gentes. A los cien años de su muerte, su obra sigue muy vigente.

Con el ritmo de una novela de intriga y el estilo de un narrador con voz propia, Sorolla en 30 claves muestra el perfil humano y revindica la riqueza artística de este singular pintor. El libro se ilustra con una selección de las obras de Sorolla, así como con obras de precursores, coetáneos o admiradores del artista, y otras imágenes variadas (desde los lugares en que vivió hasta objetos de la época) que en su conjunto contextualizan y ofrecen una cuidada edición.

En el verano de 1936, justo al inicio del alzamiento militar, tiene lugar en la Universidad Internacional de Verano de Santander el asesinato de un estudiante de significada filiación izquierdista. Todos los indicios parecen señalar como culpable a otro estudiante afín al levantamiento. Sin embargo, Víctor Blasco, un aplicado y tímido becario, llevado de su inquebrantable amor a la verdad y poniendo en duda la opinión policial, decide investigar por su cuenta sospechando que detrás del crimen se ocultan razones oscuras que van mucho más allá de una desavenencia ideológica. Enamorado sin esperanza de una de las estudiantes, entre el desengaño, la inminencia de la guerra y la posibilidad de un destino fatal, el protagonista de la novela llevará a cabo sus pesquisas que le conducirán, en una especie de viaje iniciático, a los más profundos abismos de su propio ser. Las vísperas muertas no es solo el relato de un crimen y una trama de espionaje sino que constituye a la vez la crónica del final de un sueño: el último curso de la malograda Universidad de Verano, por el que desfilan algunas de las figuras clave de la cultura, el exilio y el intraexilio españoles, como Blas Cabrera, Pedro Salinas, José Gaos o José Camón Aznar, y el periplo de sus miembros de regreso a la España gubernamental a través de Francia al inicio de la contienda civil, y es ante todo un relato sobre las consecuencias fatales de la duda y lo ilusorio de la búsqueda de una verdad absoluta, una verdad que sólo puede existir en el reino platónico de las ideas; pues, como clarividentemente medita su protagonista, todo aquel que trata de acercarse a la verdad proyecta sobre ella su propia sombra.

La huella ― A lo largo de la infancia, los niños pueden sentirse muy afectados y tremendamente tristes ante la ruptura de una amistad o ante las circunstancias que lo obliguen a separarse de su mejor amigo.

Este hermoso álbum ilustrado representa un extraordinario recurso para abordar el duelo por separación, contribuyendo al aprendizaje de una correcta gestión emocional. El brillante trabajo de la artista, Carolina Luzón y, concretamente, el realismo con el que da vida a los personajes de este libro nos permite vivir las emociones de su protagonista en cada trazo y nos lleva a empatizar con él Javier Sobrino nos recuerda la maravillosa complicidad que se genera con la amistad y cuán felices puede llegar a hacernos. Pero también nos advierte de la posibilidad de su ruptura o término por distanciamiento.

Por eso nos deja este precioso y emotivo libro donde nos regala un poderoso mensaje para enfrentar ese duelo con ilusión y esperanza:

“Puede que alguien nos haya dejado una huella con su partida, pero también deja la oportunidad de que otros lleguen a nuestras vidas para hacernos felices”.

The Footprint ― The brilliant work of the artist and, specifically, the realism with which Luzón brings this story to life forces us to experience the protagonist's emotions in every stroke.

“Throughout the book, a striking contrast emerges an animal world with human feelings.”

The compositions and techniques with which the artist plays to recreate the various scenarios and breathe life into the protagonist’s emotions overwhelm the reader to the point where it is impossible not to empathize with him. Images and verses that envelop us in an atmosphere as turbulent as friendship can be a difficult beginning, with an initial rejection of the different, what we call “strange,” which quickly finds that gift of life called friendship, the one that allows us to face and even forget all the adversities that cross our path.

A strong and intense friendship that carries us along on a river of fun and well-being and that both Sobrino and Luzón manage to make us feel between the pages of this beautiful album.

Companionship can be one of the most beautiful experiences to be discovered in childhood, but it can also be one of the most painful when it breaks down. That’s why this story isn’t just about how good it is to have a great friend. Sometimes things go wrong; paths diverge, and, without expecting it, lives that were once one become separated forever.

Dealing with the grief you experience, especially for a child, is not easy.

This is why this beautiful book gives us a powerful message of hope and illusion:

“That those who were here may have left an indelible mark, but they also leave a space that can be filled by others who are ready to make us immensely happy.”